de coma. La verdad es que no sé, cuándo estará en condiciones de
que podamos celebrar la boda. Iba al hospital para informarme de
su estado de salud, cuando estos -dijo señalando al que todavía
permanecía allí de pie- me han traído aquí.
-Esperemos, para el bien de todos, que ella recupere la salud, que
contraigáis matrimonio, y todo siga su curso normal en nuestras
vidas. Para que eso sea así, tienes que olvidarte de una vez por
todas de esa chica que trabajó para nosotros en el "Cisne Negro",
esa Samara que tienes como amante, y el contacto con toda esa
gente, con esos llamados "Soldados de Dios" que son nuestros
enemigos naturales, y con los que no te conviene tener relaciones
ninguna, pues tratarán de embaucarte. Como ves, nosotros lo
sabemos todo de ti, no nos puedes engañar. Estamos teniendo
demasiada paciencia contigo, somos demasiados indulgentes, pero
recuerda que todo tiene un límite; o haces de aquí en adelante bien
las cosas que se te ordenen, o tendremos que, pese a que nos
desagrade, prescindir de ti, lo cual no quiere decir otra cosa, que
deberás de ser eliminado. No te puedes llamar a engaño, pues tú ya
conoces nuestra doctrina, y el contrato que con nosotros tienes
firmado. Además, todavía no has pagado el manuscrito que la
organización te entregó. ¿Qué me respondes?
-Trataré de hacer las cosas lo mejor que pueda. Debes comprender
que todo esto es nuevo para mí, que me cuesta adaptarme, quizá
más que a otros; pues mi vida había hasta no hace mucho,
transcurrido en un plano muy diferente, siempre enfrascado en mis
negocios con los libros. Tal vez un poco fuera de la realidad del
mundo que todos vosotros conocéis, y en el que os movéis.
En cuanto al manuscrito, creí que el asunto estaba saldado.
-No, tan sólo se mantiene parado, a la espera de ver tus méritos y
buen trabajo para la organización.
Ricardo ardía por dentro, y se contenía haciendo grandes
esfuerzos para no estallar, y dar paso a su cólera cantándole cuatro
verdades a aquellos imbéciles criminales, pero supo contenerse,
posiblemente Juan buscaba precisamente eso, hacer que se rebelara,
sacándole de sus casillas, y tener así motivo para continuar con sus
vejaciones o, ¿quién sabe si llegar a algo más?
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