-No estoy muy seguro, pero me proponen rebajarme la pretendida
deuda, si entro a formar parte de una especie de secta u
organización, a la que ellos pertenecen, y de la que no creo que
persigan nada bueno. Intentan a través del chantaje, que sea uno
más de ellos, para que engorde sus filas de adictos.
-Muchas veces me pregunto, y también me maravillo de que
conmigo nada hayan intentado, en ningún aspecto; y según tengo la
impresión, tampoco con ninguno del personal que trabaja en el
local, como son los camareros y todos los demás que actúan
tocando el piano, la guitarra o cantando, y otra mucha gente que
está allí empleada. Quizá porque somos personas de pocos recursos
económicos, vengo a suponer.
-Es posible -razonó Ricardo- que lo hagan para en caso de tener
algún problema con la justicia, nadie de vosotros pueda nunca
delatar nada, porque nadie nada sabe en concreto, de lo que ellos se
traigan entre manos.
-Probablemente tengas razón -dijo Samara-. Con respecto a tu
caso, podrías desaparecer; marcharte a otra ciudad, o tal vez al
extranjero, sin decirle nada a nadie. Tal vez no den contigo, y
puedas vivir en paz. Porque es posible como tú dices, que algo
malo desean conseguir de ti, y nada me extrañaría, pues son gente
malvada, que nada ni nadie los detiene hasta conseguir sus
propósitos, y no me cabe ya ninguna duda que de ti algo quieren,
aunque de momento ignoras qué pueda ser.
-Pero yo no puedo hacer eso. Tengo aquí toda mi vida, mi trabajo,
mis negocios, mis amigos... y también, debo de decirlo, mi
prometida con la que pensaba casarme en breve.
-Sí, comprendo que sería muy duro abandonarlo todo, y quizá al
fin y al cabo, la cosa no sea tan grave, y puedas salir en cierto
modo ileso de este conflicto. Seguro que me he excedido,
exagerando el peligro que te amenace o puedas correr -dijo ella
queriendo ser ahora tranquilizadora en su modo de expresarse.
-No, sé que tienes razón en cuanto a considerar que mi situación
no es nada halagüeña, yo diría que bastante peligrosa. La verdad es
que se me hace muy cuesta arriba huir como un cobarde. No hago
más que pensar si debo acudir o no a la policía; si lo hago tal vez se
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